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lunes, 9 de agosto de 2010

RAPTO

-“y sentirme un poquito vivooo” –sonó el celular de Liliana.

-¿si quien habla?, ¡Andreas! Como te va…. Bien y tu…Aja … si… entiendo…¿hace como dos meses?... si….esta bien…¡en estos momentos estamos muy ocupados, pero en una semana estaremos por ahí… no te preocupes yo lo avisare. Bueno hasta el viernes entonces.

Liliana tecleo el celular para llamar a Milito, estaba eufórica por tener una nueva nota periodística,
Andreas su amigo era periodista y ufólogo radicado en los últimos años en el estado de Santoamor.

-Milito, que bueno que te encuentro.

--si pasa algo.

-te llame para avisarte que en un pueblito de Santoamor han estado abduciendo a varias personas desde hace dos meses, las autoridades no dicen nada, como siempre tapan el asunto diciendo que simplemente se han escapado por puro juego o simplemente los a tragado el mar.

-¿son muchos?

-dieciséis para ser exactos. Por eso te hable cero que tenemos que echar un vistazo al sitio, te parece.

-¡claro que me parece! ¿Cuándo salimos?

-el jueves a las siete nos vemos en mi casa.

-bueno, el viernes.

-hasta luego –Lili apago el celular y se dirigió a su estudio para arreglar algunos documentos.

El jueves por la mañana el celular de Lili sonaba insistentemente.

-bueno –contesto Lili

-soy yo Andreas.

-que tal Andreas no te preocupes por el viaje, mañana salimos para Santoamor.

-para eso les hablo, ¡lo siento mucho! pero ya se nos adelantaron, el pueblo ya no esta, ha desaparecido.

-¿desaparecido? ¿Cómo? –Lili preguntaba sorprendido mientras buscaba su reloj.

-si desapareció el pueblo por completo, no hay ningún habitante, debemos apurarnos antes de que la policía se lleve todas las evidencias.

-¿Cómo te enteraste? –pregunto Lili.

-un judicial que esta en la investigación me dio el pitazo, cuando se preparaban para ir al pueblo.

-esta bien, mañana ahí estaré con Milito.

-los esperare en el lugar de siempre.

Milito y Lili habían dejado el aeropuerto de la capital y tomado un taxi que los llevara al municipio de Huinston, ya en la ciudad tomar otro auto y dirigirse a Miguel Hidalgo, un pueblito ubicado a orillas del mar. En la ciudad los esperaba Andreas para platicarles los hechos recientes.

-ahí esta –decía Lili mientras entraba en la cafetería junto con Milito.

-¿donde?

-Ahí –señalando con el dedo una de las mesas.

Milito y Lili se saludaron con Andreas quien estaba saboreando una cerveza.

-siéntense. Que bueno que trajiste a tu amigo es el tipo de personas que necesitamos para este tipo de
cosas. –sonríe mientras ve a Lili.

-¿que es lo que realmente sucede? Gracias – pregunto Milito mientras la mesera le servía el café.

-todo comenzó ase aproximadamente dos meses cuando empezaron a desaparecer personas por el pueblo.
Todos desaparecen en las habitaciones de sus casas por la noche, ha puesto en pánico al pueblo, como le dije a Liliana la autoridad investigo los primeros semanas pero luego dio por cerrado el caso, dijeron que se fugaron de sus casas por puro gusto y que luego aparecerán.

-¿se fugaron? –pregunto Andreas sin soltar la torta de sus manos.

-Si, es que los dieciséis son jóvenes.

-dieciséis jóvenes… son muchos para un pueblo tan pequeño –reflexiono Milito mientras pedía otro café.

-apenas ayer nos avisaste –pregunto Lili.

-si no había tenido tiempo, estuve husmeando por el pueblo, hasta donde pude.

-ya veo.

-bueno así que mañana a primera hora iremos al pueblo. –interrumpió Milito.

-yo primero iré a entrevistar a Don Tomas, fue el quien dio cuenta de los desaparecidos, debe de estar en
el ministerio, luego los alcanzare.

-hasta mañana entonces –se despidió Lili. Andreas abandono el lugar, Lili y Milito hicieron lo mismo para
irse a descansar.

El auto avanzaba por la carretera, la madrugada tenia un aliento frio, toda la noche había estado lloviendo, pocos autos se veía circular por la carretera, el coche iba a toda velocidad.

-estacionaremos aquí el coche, -dijo Lili mientras desviaban el auto de la carretera.

-será mejor irnos a pie, de seguro la policía tiene vigilada las entradas.

Después de unos minutos llegaron al pueblo Miguel Hidalgo, entraron por una de sus calles principales. En el pueblito se sentía un aire gris, las montañas estaban cubiertas por las brumas, el silencio se veía y olfateaba por todas partes.

-shiitt …¡ espera! –replico Milito ocultándose en una de las casas, a cien metros de ahí estaban una patrullas estacionadas, decidieron dar la vuelta a la casa y seguir por otra de sus calles.

-¿A dónde se los llevaron o se habran ido?

-¿ahora que hacemos? –pregunto Lili.

-mmmmmm –pensaba Milito-, ¡ya se! Mejor vamos en una de las casas de las victimas a ver que encontramos.

-¿de los primeros abducidos te refieres?

-si –saco un folder de su mochila y empezó a hojearlo-, aja empezaremos con Carla, calle Tulipanes numero 5.

-rápido –dijo Lili.

La casa de Carla estaba rodeada por un gran jardín; una casa pequeña que mostraba haber sido construida en la época porfiriana. La casa estaba vacia, Lili escudriñaba por la sala, Milito en cambio se fue a revisar por las recamaras.

-¿encontraste algo Lili?

-¡no! Solo esto –mostrándole a Milito un retrato de la familia de Carla, donde estaba ella, su esposo y tres hijos-, no es una evidencia pero creo que a ti te servirá de algo.

-tienes razón – contesto sonriendo mientras tomo el retrato, se dirigió con paso lento para sentarse en uno de los sofás de la sala.

Milito con el retrato en las manos la mira fijamente, sin prestar atención a su alrededor, sin fijarse que el calor de la mañana traspasan por los cristales de la ventana.

-pum, pum –golpeaban la puerta. Eran seis individuos. Tiran la puerta y los detienen y los empiezan a revisar.

-señorita soy agente del ministerio, les ordeno que abandonen el lugar, no queremos que estropeen las evidencias.

-somos periodistas y solo estamos haciendo nuestra investigación.

-lo siento mucho pero tendrán que irse del pueblo

-solo queremos saber que paso con los habitantes del pueblo –contesto Milito.

-¿no descartan la posibilidad de una abducción en masa? –preguntaba Lili.

-lo estamos averiguando, asi que – con la mano invitando a salirse de la casa-, por favor.

-ni modo tendremos que irnos de acá – hablaba Lili mientras caminaban sin rumbo fijo.

-¡no! Nos quedaremos un par de días mas; estoy seguro de que aquí algo muy grande esta pasando –responde muy sarcástico.

Se dirigieron a las afueras del pueblo junto a su auto, esperarían a Andreas para saber si había conseguido algo. En el lugar Andreas ya los esperaba.

-Andreas ¿encontraste algo? –pregunto Milito.

-si, anduve hurgando por la biblioteca municipal, y me lleve la sorpresa, de que este pueblo siempre ha
sido un pueblo muy especial – mostrándole a Milito una carpeta.

-tienes razón –contesta después de hojear la carpeta-, el pueblo desde décadas ha llamado la atención de los especialistas, una gran proporción de sus habitantes nacen con poderes psíquicos.

-ese debe ser la razón de las abducciones- razono Lili.

-de eso se trata, están recabando material genético… eso creo. –dudaba Milito.

-pero también quería decirles, que después de husmear por el pueblo volví a encontrarme con mi amigo el agente, me conto que en la tarde de ayer, según me dijo…

-si ¿que te dijo? –muy impaciente pregunto Lili.

-que una de los desaparecidos apareció vagando por la carretera, lograron detenerla y llevársela al pequeño hospital del pueblo para interrogarla.

-¿Todavía esta en el hospital?

-espero que si.

-si piensas hablar con ella no podremos, el hospital esta custodiada por polis.

-si, pero algo se me ocurrirá. Así que vamos rápido al pueblo, antes de que la lleven a otro lado.

Los tres apresurados se dirigieron al hospital.

El hospital estaba custodiado por policías, el agente Gamba y sus hombres discutían que hacer con la testigo.

-¡puummm! –se escucho un estallido a un lado del hospital, era una de las casas que se estaba incendiando.

-¡maldita sea ¡, ahora que? – maldijo Gamba.

-vamos! Apaguen el incendio – mandaba Gamba mientras llamaba a sus hombres.

-hey, muchacha –llamaba Milito en voz baja a Tania, la testigo.

-¿Qué? ¿Qué quieren? –Tania respondió sorprendida al verlos.

-vamos te venimos ayudar, yo soy ufólogo.

Tania lo dudo en un momento pero se levanto de la cama y huyo con ellos por una de las puertas traseras del hospital.

Los tres se escondieron en una de las tantas casas abandonadas que había en el pueblo.

-¿me gustaría que nos cuentes que fue lo que te paso? –se le acerco Andreas.

-bueno se les contare tal y como le conté a la policía. Solo recuerdo que estaba yo en mi recamara, en la madrugada una luz envolvió mi cuarto; empecé a sentir pánico y luego me desmaye. Luego me desperté en un cuarto circular; estaba acostada en una cama sin poder moverme, a mi alrededor estaban unos hombrecitos grises, con sus ojos grandes y sus cabeza como de perro; me dijeron que no me preocupara que no me harían daño, que solo nos tenían ahi para recabar muestras de nuestro material genético, que no me preocupara por los demás ya que serán instruidos para regresar de nuevo a nuestro mundo , y preparar a la humanidad de su inminente aparición. Después de eso me dijeron que me traerían de vuelta para comunicarles esto y que dejen el pueblo al y como esta, pues no vienen ha agredir a nadie.

-¿te volverán ha llevar? –pregunto Andreas.

-si pero no se cuando.

-¿eso les contaste a la policía? –pregunto Milito.

-si se los conté varias veces pero no me creyeron.

-Tania… no te preocupes, nosotros te sacaremos de aqui es lo mejor.

-no se, mejor debo quedarme a que los demás regresen.

-claro que no los militares vendrán muy pronto y te llevaran con ellos, ellos no entenderían tu mensaje. –le dijo Lili.

-puede ser; tal vez sea mejor que me vaya con ustedes, pero, ¿adonde?

-Con tus familiares, mientras los demás regresan.

Dejaron a Tania descansar mientras los tres discutían en la cocina lo que pensaban hacer con ella. Llegaron a un acuerdo de sacarla del pueblo lo antes posible.

-me pareció muy sensato lo que nos dijo la muchacha –le platicaba Lili.

-¡claro que no! –le contesto eufórico Milito-, a la muchacha solo le sembraron una falsa memoria y le contaron mentiras.

-¿tu si viste otra cosa en la casa de Carla? –pregunto Andreas.

-si no solo vi a los grises sino también vi a científicos trabajando junto con ellos en su base.

-¿científicos? ¿De que país? ¿Del nuestro? ¿No que eran benévolos? –hablaba Lili sin entender lo que
escuchaba.

-no estos son entidades malignas que planean algo muy malo con nosotros. Por eso debemos irnos ya esta noche.

Pasado la medianoche la policía junto con otros agentes de saber que países, seguían con sus pesquisas por el pueblo. La recamara donde dormía Tania estaba envuelta en soledad asfixiante, de algún lugar de la casa se escuchaba un ruido como el sonido de un grillo que aumentaba de volumen conforme pasaba el tiempo, de la ventana se veía aparecer una luz que poco a poco fue envolviendo toda la casa, los muebles del cuarto no paraban de temblar. Una mano se acercaba lentamente hacia Tania, la tomo del hombro y la saco de la habitación a toda prisa, Milito había sacado a la muchacha de su cuarto.

-¿que es eso? –le grito un policía a su pareja mientras rondaban por las calles del pueblo-, ¡eso! ¡Esa luz!

-no se, no se hay que avisarle mejor al jefe –contesto el otro.

Milito se saco al a chica de la casa, sus compañeros les esperaban metros mas adelante dentro de su auto.

-¡no teníamos porque huir no son malos! –gritaba la muchacha mientras corría.

-eso crees peor en realidad sus planes son otros –ambos llegaron al auto y se subieron. Había llegado el momento de salirse del pueblo fantasma.

-te llevaremos a San Cristóbal, ahí una amiga que es hipnoterapeuta te ayudara a que recuerdes todo lo que
te paso.

-¿no me encontraran hasta ahí la policía?

-¡no! Estoy seguro que la policía piensa que ya te volvieron ha secuestrar. –le respondió Milito.

-eres la única testigo que hay, en San Cristóbal estarás viviendo por un tiempo.

-esta bien, aunque aun no entiendo por que dicen que los extraterrestres son malvados –sin dejar de ver por la ventana a los convoys militares que se dirigían al pueblo.

Habían pasado dos semanas desde que salieron del pueblo y todo había vuelto a la normalidad de nuestros tres héroes anónimos, Milito seguía con sus deberes cotidianos de buen ciudadano (de los que hablan mucho y no dicen nada o trabajan mucho y tampoco hacen nada), decidió ir aun puesto de revistas para checar si encontraba alguna noticia que informarse sobre lo sucedido en el pueblo, encontró algo aunque no como el se lo imaginaba:

INUNDACION MATA A 1500 PERSONAS EN MIGUEL HIDALGO, SANTOAMOR

“de nuevo la mas media haciendo de las suyas” pensaba Milito.


Autor: José Aaimar

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